Mis sueños más frustrados me mostraban que queria ser pianista, si acaso.
La plata no existe, así que piano todavía no.
Otra alternativa consistía en un teclado. Menos.
Mandé a ordenar un teclado para mí, pero va a llegar a finales de este mes, y quien sabe JEJEJE.
Así que finalmente escarbé en una (de las tantas) cajas de juguetes, y estaba ahí, mirándome, mientras se cubría de polvo. La organeta Tone Bank de CASIO (SA-1). Una organeta que se la dieron a mi hermana mayor, y que anduvimos por unos 3 o 4 años jodiendo con ser músicas, y finalmente resultó dañada, y abandonada.
Evité todo tipo de ideas trágicas, así que le puse un tomacorriente. No funcionaba.
Le puse pilas nuevas. Menos. Sacudí un poco la organeta, y empezó a exhalar de nuevo sonido. Estaba viva, después de casi como 10 años o más.
Y aquí estoy, tomando clases de piano.
Me duelen las manos, pero me gusta.
Allá voy!